Primate’s Advent Message | Mensaje de Adviento del Primado

Primate’s Advent Message 2017

Mensaje de Adviento del Primado 2017

Archbishop Shane B. Janzen
Primate of the Traditional Anglican Communion

“O Come, O Come Emmanuel”

AS the Church enters the liturgical season of Advent it won’t have passed your notice that may of the stores and commercial advertisers seem to have been weeks ahead of us. Before the task of raking our autumn leaves was complete shopping centres began playing Christmas music. The decorations are up and the mood has been set to have us focus on this most sentimental of holidays, not for any religious purpose, but to empty our bank accounts as we shop our way towards December 25th.

Christmas can be for many a nostalgic time of year, filled with warmth and peace, family and friends. But it can also be for some a time of struggle, sadness, even isolation. On a positive note, many in the secular world do turn their thoughts at this time of the year toward those less fortunate. Around the world we see the challenges of homelessness, refugees, economic want, violence and terrorism. It is into this very world that our Lord Jesus Christ entered; and it is His Church that has been given the mission of offering hope and salvation in His Name. A mission which has both a spiritual and a material component.

On the material level, we offer our time and treasure to assist others in need, locally and internationally. Through the missionary arm of the International Anglican Fellowship we provide support for churches, parishes and missions across the Traditional Anglican Communion. Similarly, through our local parishes and missions we offer places of worship, counsel, shelter, food, and fellowship to those struggling with emotional and financial difficulties – a mission which goes beyond the Seasons of Advent and Christmas.

As Christians we know too that the holy Season of Advent has a spiritual dimension, a spiritual importance. We begin the season not with “Joy to the World”, but rather “O Come, O Come Emmanuel”. Advent means “the coming”, or “the arrival”. In Advent we anticipate and prepare for the coming of our Lord Jesus Christ in time and eternity. Advent involves the anticipation of both a past and a future event. The Latin word adventus from which we get the name of the Season means “the coming”, but itself is a translation of the Greek word Parousia, which refers to the Second Coming of Christ. Thus Advent includes a time of preparation for the coming of the Christ Child in time, and penitential preparation for the return of our Lord at the end of time, when He will come to judge the living and the dead.

All of the Scripture lessons chosen for the Season of Advent shout with urgency: prepare yourselves! Focus on what is important. By examination of conscience, by prayer, and meditation, by taking our part in the corporate worship of the Church, and in acts of good will, we are able focus on what truly matters. We blend our preparations of home and hearth with those of spirit and soul. We show forth the faith that underlies our good works. In a world searching for meaning and truth, the Season of Advent properly celebrated can offer a powerful witness of the saving love of the Redeemer Jesus Christ.

I pray each of you will use this holy Season as a time of witness and preparation for the coming in time and eternity of our Lord and Saviour, Jesus Christ. A blessed, prayerful and joyous Advent to you all!

+Shane

Arzobispo Shane B. Janzen
Primado de la Comunión Anglicana Tradicional

 “O vamos, oh cómo Emmanuel”

A medida que la Iglesia entra en la temporada litúrgica de Adviento, no habrá pasado por alto que las tiendas y los anunciantes comerciales parecen haber estado semanas antes que nosotros. Las decoraciones han terminado y el estado de ánimo se ha establecido para que nos centremos en esta fiesta más sentimental, aunque no necesariamente con un propósito religioso.

La Navidad puede ser para muchos momentos nostálgicos del año, llenos de calidez y paz, familiares y amigos. Pero también puede ser para algunos un momento de lucha, tristeza e incluso aislamiento. En una nota positiva, muchos en el mundo secular vuelcan sus pensamientos en esta época del año hacia los menos afortunados. En todo el mundo vemos los desafíos de la falta de vivienda, los refugiados, las necesidades económicas, la violencia y el terrorismo. Es en este mismo mundo que nuestro Señor Jesucristo entró; y es Su Iglesia a quien se le ha dado la misión de ofrecer esperanza y salvación en Su Nombre. Una misión que tiene un componente tanto espiritual como material.

En el nivel material, ofrecemos nuestro tiempo y tesoro para ayudar a otras personas necesitadas, a nivel local e internacional. A través del brazo misionero de la Fraternidad Internacional Anglicana brindamos apoyo a las iglesias, parroquias y misiones en la Comunión Anglicana Tradicional. De manera similar, a través de nuestras parroquias y misiones locales ofrecemos lugares de culto, consejo, refugio, comida y compañerismo a aquellos que luchan con dificultades emocionales y financieras, una misión que va más allá de las estaciones de Adviento y Navidad.

Como cristianos también sabemos que la sagrada temporada de Adviento tiene una dimensión espiritual, una importancia espiritual. Comenzamos la temporada no con “Joy to the World”, sino más bien “O Come, O Come Emmanuel”. Adviento significa “la venida” o “la llegada”. En Adviento anticipamos y nos preparamos para la venida de nuestro Señor Jesucristo en el tiempo y la eternidad. El Adviento involucra la anticipación de un evento pasado y un evento futuro. La palabra latina adventus, de la cual obtenemos el nombre de la Estación, significa “la venida”, pero en sí misma es una traducción de la palabra griega Parousia, que se refiere a la Segunda Venida de Cristo. Así, Adviento incluye un tiempo de preparación para la venida del Niño Jesús a tiempo, y una preparación penitencial para el regreso de nuestro Señor al final de los tiempos, cuando vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.

Todas las lecciones de las Escrituras elegidas para la temporada de Adviento gritan con urgencia: ¡Prepárense! Enfócate en lo que es importante. Al examinar la conciencia, mediante la oración y la meditación, al participar de la adoración colectiva de la Iglesia y en actos de buena voluntad, podemos centrarnos en lo que realmente importa. Combinamos nuestras preparaciones de hogar y hogar con las de espíritu y alma. Mostramos la fe que subyace en nuestras buenas obras. En un mundo en busca de significado y verdad, la temporada de Adviento debidamente celebrada puede ofrecer un poderoso testimonio del amor salvador del Redentor Jesucristo.

¡Un Adviento bendito, lleno de oración y gozoso para todos ustedes!

+Shane